Un gobernador ambivalente

Sin un pelo de…

Cuando el gobernador Enrique Alfaro reconoce que el mes de enero fue uno de los más complicados para los habitantes del Estado de Jalisco y uno de los temas de mayor impacto es el feminicidio es para preocuparse, si bien es cierto que reconoce la falta de aciertos de su gobierno, es más dramático la forma en la que justifica ese aumento de las agresiones a las mujeres.

Es cierto que es en el hogar donde se conciben a las agresiones y se anidan las mayores maldades cuando una pareja convive y mide sus fuerzas para salir adelante en su matrimonio, el hombre siempre con la fuerza del genero trata de imponer su criterio a la mujer y esta a su vez busca la manera de evitar que el poder del contrario crezca, la salida de la casa es quizás uno de los temas que más inciden en la vida de la pareja.

Si el hombre siente que la mujer esta por encima de él y no le gusta que se lo exhiba, lo mas seguro es que va a desembocar en escenarios de agresión y de golpes, en los que será la mujer la que mas pierda.

Recientemente una vendedora de productos de limpieza que me ofrece el producto me indicó que cuando le dijo a su pareja que ya no quería vivir con él, la insultó, la agredió y sus amenazas se ampliaron a su familia, sus padres indefensos que ya viven solos y lo único que quieren es transitar su vejez con tranquilidad.

Ella me mostró un aparato que le entregaron para llamar a la autoridad en caso de que el sujeto se le acerque en busca de reclamarle su actitud, lo que debería de ser normal, el hombre debería de reconocer la libertad que tiene la señora para vivir sola o cuando menos lejos de él por considerarlo un riesgo para su salud.

En este momento me detengo para recordar lo que asegura Alfaro, sabiendo que se trata de un fracaso de su política de protección a las mujeres, cuyo programa esta como el de los desaparecidos, con poco personal y poco presupuesto, por lo que responsabiliza a la sociedad de l violencia contra las mujeres.

Es una actitud hipócrita de su parte, es una estrategia política con lo que trata de evitar reconocer que su gobierno, entre los que destacan la Fiscalía General del Estado, no ha sabido como detener esas agresiones a las mujeres.

Qué triste para las mujeres de Jalisco a las que les corre la responsabilidad de contratar un detector de mentiras para que sepan cómo es la pareja con la que van a vivir y si no lo hacen son cómplices de sus desgracias.