La regulación de Internet
Por Armando Maya Castro
En 1957, tras el lanzamiento del Sputnik, comenzó la carrera espacial entre las naciones que eran reconocidas en aquella época como las dos únicas superpotencias. La puesta en órbita del pequeño satélite ruso generó la inmediata reacción de Estados Unidos mediante la creación, en 1958, de la Agencia para Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA), que tiempo después sería conocida como ARPANET, una red militar que dio origen a Internet, la poderosa herramienta de comunicación que, como señala el doctor David Ramírez Plascencia, abarca hoy por hoy toda la actividad humana, “desde la participación política y las relaciones amorosas hasta los aspectos meramente lúdicos”.
Con la creación de ARPA en el contexto de la que fue conocida en su momento como Guerra Fría, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos buscaba recuperar la supremacía tecnológica, dándole impulso a la investigación espacial con fines militares, todo esto mediante la exploración del espacio exterior con satélites artificiales.
A partir de entonces se acentuó la rivalidad entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Estados Unidos, potencias que inscribieron su competencia tecnológica en lo que conocemos como la carrera espacial, en el marco de la cual el vecino país del norte creó, en 1969, ARPANET, que como se dijo anteriormente es el antecedente directo de Internet. Es por ello que en el libro Grandes Proyectos Científicos. Sincrotrón, coordinado por Matías Moreno y Octavio Novaro Peñalosa se califica al Internet como el “hijo directo de esta carrera espacial”.
El nacimiento de ARPANET puede considerarse entonces como el comienzo de la comunicación digital que, de unos años a la fecha, ha ido borrando paulatinamente del mapa de la comunicación a los medios convencionales, algunos de los cuales –como la televisión, la radio y los diarios impresos– han tenido que emigrar a Internet en busca de su sobrevivencia.
Sobre el tema, Ramírez Plascencia nos dice que “las semillas plantadas en 1967 terminaron por germinar en un medio de comunicación que sirve para enlazar y acercar regiones y personas”, y que en materia informativa se ha convertido de un tiempo a la fecha en un importante recurso de comunicación y obtención de información.
Por su parte, Moisés Barrio Andrés nos dice que el proceso de privatización de Internet culminó el 30 de abril de 1995. Esto ocurrió con el cierre de la NSFNET, un hecho que, de acuerdo con Ramírez Plascencia, “derivó en un rápido crecimiento de empresas relacionadas con el acceso y servicios virtuales, como el caso del correo electrónico o bien hospedaje de páginas personales”.
En la actualidad Internet no es un lujo, sino una necesidad, y aunque lo anterior nadie lo discute, persiste la brecha entre las personas que tienen acceso a Internet y las que no lo tienen. Esta situación es considerada por los estudiosos del tema como un problema de desigualdad que requiere atención y solución.
Lo que sí es objeto de debate es el controvertido tema de la regulación de Internet, un intento de varios gobiernos no democráticos, y hasta de algunos que se precian de serlo. El argumento esgrimido es que se debe regular para poner fin a las noticias falsas y al discurso de odio, dos de los principales problemas que crecen y se arraigan cada vez más en Internet, lo mismo que las campañas de influencia y los contenidos violentos y extremistas.
Un reportaje de Janneth Del Real señala que incluso en Estados Unidos, “donde las empresas de tecnología se han beneficiado por décadas de legislación comprensiva y protecciones constitucionales para la libertad de expresión, hay llamamientos para una acción similar”.
Los males arriba mencionados y los delitos informáticos, usados como pretexto por algunos gobiernos para regular el Internet, han llegado a nuestras vidas con la universalización de la red de redes.
Hoy por hoy circulan fake news sobre el tema del coronavirus en el sentido de que las autoridades sanitarias de México piden que las personas con síntomas sospechosos no acudan a hospitales ni servicio de urgencias, y que éstas deben aislarse en su domicilio y comunicarse a un teléfono de la Unidad de Inteligencia Epidemiológica (UIES), para que personal de esta dependencia vaya a realizar la prueba a domicilio. Ésta y otras noticias falsas demuestran la necesidad de erradicar de los entornos digitales las fake news. Lo que no se vale es que los gobiernos las usen como pretexto para intentar regular el Internet.
Con todo y los problemas éticos que se presentan en los corporativos de la información, así como en redes sociales y varios medios digitales de hoy, nadie puede negar la necesidad de un Internet libre y sin restricciones, que logre mantener incólume la libertad de expresión, uno de los derechos que se han conquistado mediante una ardua y prolongada lucha.
Twitter: @armayacastro