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Hacia un tremendo fracaso


Sin un pelo de…

Por Sergio Villa Pérez

El 24 de febrero de 1984 fue creada la Dirección General de Seguridad Pública de la Zona Metropolitana, en ella participaron los municipios de Guadalajara, Zapopan, San Pedro Tlaquepaque y Tonalá, un convenio que apenas duró 5 años y fue desde la presidencia municipal de Zapopan, el presidente municipal Carlos Rivera Aceves, quien dio la orden de su cancelación.

El convenio era muy positivo, desde entonces ya se registraba que la delincuencia operaba en todos los municipios y que era necesaria la coordinación intermunicipal para poder detener sus actos que dañaban a la sociedad, pero en su persecución los límites municipales eran un obstáculo que había que superar.

Entonces el gobernador era Enrique Álvarez del Castillo, priista que luego fue nombrado Procurador general de la República, creó un monstruo de corporación, un ente con más de 5 mil policías organizados en los cuatro municipios: Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá.

Enrique Álvarez del Castillo, ofreció a los presidentes municipales, quienes cedieron sus presupuestos y personal a la Dirección Intermunicipal de Seguridad Pública de la Zona Metropolitana, aplicar la misma cantidad de recursos para duplicarlo. Este convenio no duró ni una administración municipal, llegó Carlos Rivera Aceves y lo canceló.

Los presidentes municipales necesitan su fuerza pública y al parecer los otros intentos por metropolizar la seguridad pública tuvieron el mismo fin, los alcaldes panistas que consiguieron ganar la zona metropolitana trataron, pintaron patrullas, pero al final nada.

Hoy de nueva cuenta va un intento, que desde el principio llega con ingreso de agua al barco ya que aún no queda claro cuál será el mecanismo para lograr que los municipios le entreguen sus recursos y personal a un proyecto que inició con una agencia, siguió con una Policía Metropolitana y ahora será el recién nombrado Comisario Metropolitano de Seguridad Pública, general en retiro

Arturo González García, quien le de ese perfil.

Con la nueva moda impuesta por el presidente Andres Manuel López Obrador de que los militares activos o en retiro cubran todas las plazas de jefes en las corporaciones de seguridad, a Jalisco llega otro general, ya tenemos a varios, en la Secretaría de Seguridad, en las comisarías y ahora en lo que se cree será la Policía Metropolitana.

Arturo González García, es un fiel seguidor del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez “El Bronco”, ya que participó en la campaña para presidente de la república y además laboró en la Secretaría de Seguridad Pública y luego a la Administración Penitenciaria, a donde lo mandaron luego del fracaso en seguridad.

En Monterrey dejó muy malos recuerdos, bloqueos, estudiantes muertos, presencia del crimen organizado, a pesar de que llegó por recomendación del entonces secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos y ahora llega a Jalisco por la recomendación del actual, Luis Cresencio Sandoval González.

Pero si la cabeza ya es un problema el cuerpo de la Policía Metropolitana tiene mayores enfermedades; los ayuntamientos no parecen estar muy de acuerdo con la cesión de su presupuesto y personal, lo que obligó al gobernador Enrique Alfaro a buscar el apoyo de su amigo Alfonso Durazo para evitar la desbandada de alcaldes.

María Elena Limón y Pablo Lemus ya se estaban revelando a las instrucciones del jefe del ejecutivo y ante esta alianza recuperaron espacios y se replegaron no muy convencidos ya que hay dudas muy fuertes para asumir la firma de un convenio que no favorece a los ayuntamientos, presiona a sus oficiales y generará mucha tensión entre los mandos.

Esta tendencia a acudir a la Defensa para nombrar a los jefes policiacos municipales, estatales y federales ha dejado a un lado la posibilidad de construir una generación de mandos policiacos civiles que privilegien la operatividad, la inteligencia y la aplicación de la ley desde un punto de vista humanitario que permita reducir la violencia que se vive en México.

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