Y si platicamos
Tú no tienes derecho de fallarnos
Por Francisco Junco
Comenzaba el amanecer de la mañana del primero de diciembre, el frio de la noche aún se sentía, mientras el sol hacía su salida sabatina; era muy temprano y, como muchas mañanas, la silueta de un ciclista se veía saliendo de su casa y, poco a poco, en el asfalto gris de la ciudad, se iba perdiendo, entre el tráfico y entre los millones de habitantes de la Ciudad de México. Ahí estaba, abriéndose paso, entre los automovilistas. Después de varios minutos, quizás sin pensarlo mucho, alcanzó al vehículo donde estaba el que, minutos más tarde, iba a recibir la banda presidencial. “¡Tú no tienes el derecho a fallarnos!”, le dijo el ciclista a Andrés Manuel y, éste, alejándose le contestó: claro que no, claro que no. Por varios minutos le retumbó en su cabeza esta frase “¡Tú no tienes derecho a fallarnos!”.
Como dice el ranchero, “haiga sido como haiga sido”, a partir de este sábado uno de diciembre, Andrés Manuel López Obrador, es el presidente constitucional de México y por lo tanto de todos los mexicanos.
El discurso de apertura de Andrés Manuel, frente al Congreso de la Unión, frente a la nación, lejos de ser una postura política o demagógica, es un conjunto de líneas discursivas de la construcción de una política republicana, y el reto no es menor.
Enfrente el enemigo a vencer es igual de grande que los deseos e intenciones que pueda tener el nuevo presidente de México. No es tan fácil decir borrón y cuenta nueva, por más que sea decreto presidencial.
Me parece que, el tema de corrupción que a partir de este primero de diciembre es delito grave y sin derecho a fianza, es una cuestión más allá de una propuesta presidencial porque la inercia es el primer enemigo a vencer.
Después, está el tema del sindicalismo. Un enemigo también muy poderoso. Para nadie es nuevo que la corrupción, es un factor determinante en el crecimiento del sindicalismo en México.
Esta es una herencia del Sistema Político Mexicano, del que nos hablaba Daniel Cosío Villegas, donde los poderes fácticos de ese aparato controlado por el priismo y personificado en cacicazgos sindicales, como son los de los maestros (SNTE), el de los trabajadores de Pemex y, claro, el de los líderes de la CTM.
Otro poder fáctico, al que hay que vencer, seguimos hablando de la corrupción, es aquella alianza que se ha desarrollado a lo largo de muchísimos años entre criminales y policías. Que por cierto, en los primeros mensajes del presidente Andrés Manuel López Obrador, nunca mencionó o referenció el tema del crimen organizado.
También está la inercia de la complicidad entre funcionarios públicos y empresarios, donde muchas empresas, relacionadas con la obra pública, han incrementado sus dividendos, Muchas empresas nacieron y crecieron al amparo del presidente en turno.
La gran oportunidad de cambio real se presentó cuando la alternancia llegó a nuestro país en el 2000 con Vicente Fox Quezada, aunque el resultado fue desastroso, como ya todos lo conocemos. El presidente Fox no se atrevió a hacer los cambios necesarios con mano dura, fue más fácil dejar pasa, dejar hacer.
Fue más cómodo montarse en una maquinaria que tenía su propia dinámica, basada en pilares como la corrupción, complicidades y favoritismos. Fue más cómodo “adaptarse” y seguir en esa dinámica, que tener la voluntad a una trasformación. Como dijo aquel: “la tenía, era suya y la dejo ir”.
Es claro que hoy, con AMLO, se presenta una gran oportunidad de cambio, lo que él llama la Cuarta Transformación. Lo cierto es que el nuevo gobierno, donde participa un grupo de mexicanos con capacidad, con muchas ilusiones y que lleva luchando toda la vida por una forma distinta de hacer política, no basta. La trasformación se debe hacer en conjunto, con subsidiaridad, cuanto gobierno sea necesario y cuanta sociedad sea necesaria.
Es una tarea de todos. ¿Qué tanto estamos nosotros dispuestos a hacer en lo personal, en nuestras actividades del día a día? ¿Qué tanto voy a impedir yo, como ciudadano, la corrupción con el agente vial, con el que te puede dejar pasar a un lugar sin hacer fila?
Creo que todos, empresarios, maestros, doctores, periodistas, arquitectos, ingenieros, etcétera, todo ciudadano debe hacer su parte. Si le va bien a Andrés Manuel, le va bien a México. Cada quien desde su cancha, con sus filias y fobias, tenemos que plantearnos qué estamos haciendo por nuestro México. “¡Tú no tienes el derecho a fallarnos!”
@PacoJuncoN