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Escaño abierto


El reto de México

Arturo Zamora Jiménez[1]

México es una gran nación. La fortaleza de su gente y la riqueza de nuestra historia nos obligan a seguir una ruta que garantice el mejor futuro para los mexicanos. Por ello, los resultados de la jornada electoral del pasado domingo nos dejan importantes lecciones, una gran responsabilidad para los ciudadanos y retos que debemos enfrentar en lo inmediato con patriotismo, lealtad y amor por nuestro país.

La primera lección es que en los regímenes democráticos se gana y se pierde. La madurez de nuestro sistema político se mide a partir de que los contendientes acepten de forma pacífica los resultados y, en su caso, canalicen a través de los recursos legales e institucionales sus inconformidades.

La segunda lección es que a pesar de que el sistema político mexicano ha transitado desde hace más de 50 años por un proceso de democratización paulatina, la decisión que la mayoría de los mexicanos ha tomado muestra que han optado por una alternativa que concentra el poder político e instaura una nueva hegemonía partidista.

Por ello es fundamental retomar los aprendizajes de tantos años, para evitar que esa decisión limite las libertades y violente los derechos adquiridos.

Tenemos la responsabilidad de contribuir, en la medida de nuestra posibilidad y desde el ámbito que nos corresponde, a guiar a México por la ruta más conveniente para que cambie lo necesario y se mantenga lo que funciona bien. Es el momento de comprometer todas nuestras capacidades, experiencia y talento para garantizar la seguridad, la estabilidad y el bienestar de los mexicanos.

Quien encabeza la coalición ganadora tiene la obligación democrática de convocar al diálogo a los diversos grupos políticos y sociales, con el propósito de que la visión de Estado prevalezca sobre los intereses personales o de grupo y de iniciar un proceso de transición gubernamental que garantice estabilidad y bienestar.

México enfrenta grandes retos que necesitan la convergencia de la voluntad de todos para consolidar, en lo inmediato, la estabilidad económica, la seguridad pública en todo el territorio nacional, la certeza en las relaciones y los acuerdos internacionales, erradicar la corrupción y la impunidad, reducir las brechas de desigualdad y promover un desarrollo sustentable.

Los priistas hemos participado con gran responsabilidad en un proceso cívico de gran trascendencia para México. Lo hemos hecho anteponiendo el interés general, con entusiasmo, valor y amor por nuestro país.

En el futuro inmediato, todas las fuerzas políticas tenemos un reto que debemos enfrentar con entereza, inteligencia, apertura política y generosidad. Estamos en el umbral de una transformación interna y externa en la cual el PRI ha sido y seguirá siendo una piedra angular y de vanguardia en la evolución del sistema político y el desarrollo de México.

Desde la oposición, seguiremos siendo una parte central en la construcción histórica del destino de México, pues todos los procesos de construcción y transformación institucional y de grandes reformas han sido liderados por el PRI. Ahora no será diferente: seremos una oposición firme, vigilante y constructiva.

Y algo fundamental: habrá una opinión pública exigente y una ciudadanía celosa de sus libertades y del cumplimiento de las expectativas generadas en la coyuntura electoral. A su lado, tendremos una oposición responsable, firme y activa, cuidadosa de las condiciones de gobernabilidad y atenta a velar por el interés nacional.

[1] Secretario general de la CNOP.

[1] Secretario general de la CNOP.

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